La flexión de
brazos es probablemente el ejercicio de fuerza más conocido que existe junto a
los abdominales. A todos nos han mandado más de una vez realizarlas tanto para
ponernos fuertes, casos, y en la instrucción militar siempre se ha considerado un
ejercicio básico.
Es un ejercicio
bastante duro y requiere un cierto nivel de forma física para poder hacerlas
bien, aunque se pueden hacer variaciones en el ejercicio básico que nos
permitan realizar un trabajo progresivo. Su mayor ventaja es que no requiere el
uso de material.
Las flexiones de
brazos se usan para mejorar la fuerza del tren superior desplazando el peso del
cuerpo. Nos van a fortalecer la musculatura extensora del pecho y los brazos,
lo que nos prepara para los movimientos en los que hay que lanzar o empujar
algo.
¿Qué son y cómo se hacen?
Siendo más
concretos fortaleceríamos el pectoral, el deltoides anterior (músculo del
hombro), y el tríceps. Según las variantes que hagamos implicaremos otras áreas
musculares.
Es muy importante
para realizarlas bien el mantener el tronco bien recto y alineado con las
piernas. Para ello, hay que hacer un intenso trabajo abdominal para evitar que
el estómago se caiga hacia abajo.
Este es uno de
los motivos por los que el ejercicio es tan cansado ya que, aparte de ser duro, dificulta la respiración
por el exceso de tensión muscular en el tórax.
La musculatura de
la zona dorsal alta (zona escapular) se abre como un abanico estabilizando la
posición de los hombros. Este trabajo si se hace correctamente beneficia la
adquisición de una buena postura corporal.
En consecuencia,
las flexiones no sólo nos van a fortalecer la musculatura extensora del pecho y
brazos, sino que nos va ayudar a trabajar los abdominales y a mejorar nuestra
resistencia.
¿Cómo se ejecutan?
En apoyo de manos
y pies. Los pies separados la anchura de los hombros y las manos algo más
separadas con los dedos mirando al frente. El tronco recto y alineado con las
piernas.
Los hombros
empujan activamente hacia el suelo para abrir la espalda y los abdominales
sujetan el tronco para que no caiga al suelo. La columna se alarga desde la
coronilla hacia el frente para no descender la cabeza:
- Inspirar,
flexionando codos, descendiendo el tronco y piernas como uno sólo, sin perder
la postura que teníamos.
- Espirar,
extendiendo los codos para volver al origen.